Los aviones de Air India, bajo escrutinio tras el trágico accidente

<p>El lunes, apenas cuatro días después de que un <a href=»https://www.elmundo.es/internacional/2025/06/15/684e874b21efa008078b458f.html»><strong>Boeing 787-8 Dreamliner de Air India</strong> se estrellara</a> al poco de despegar del aeropuerto de <strong>Ahmedabad</strong>, otro avión idéntico y de la misma compañía dio la vuelta a los 15 minutos de salir desde Hong Kong. «Por razones técnicas, nos gustaría permanecer más cerca de Hong Kong, tal vez regresemos y aterricemos de nuevo una vez que solucionemos el problema», manifestó el piloto a los controladores aéreos justo antes de regresar a la pista de la ex colonia británica. Iba en ruta hasta Nueva Delhi.</p>

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 Cuatro días después de que un Boeing 787-8 Dreamliner de Air India se estrellara al poco de despegar del aeropuerto de Ahmedabad, otro avión idéntico dio la vuelta a los 15 minutos de salir desde Hong Kong. Hoy, el vuelo AI-180 de Air India fue inmovilizado en el aeropuerto de Calcula  

El lunes, apenas cuatro días después de que un Boeing 787-8 Dreamliner de Air India se estrellara al poco de despegar del aeropuerto de Ahmedabad, otro avión idéntico y de la misma compañía dio la vuelta a los 15 minutos de salir desde Hong Kong. «Por razones técnicas, nos gustaría permanecer más cerca de Hong Kong, tal vez regresemos y aterricemos de nuevo una vez que solucionemos el problema», manifestó el piloto a los controladores aéreos justo antes de regresar a la pista de la ex colonia británica. Iba en ruta hasta Nueva Delhi.

En la madrugada de este martes, el vuelo AI-180 de Air India fue inmovilizado en el aeropuerto de Calcula, donde se encontraba realizando una escala procedente de San Francisco. Su destino final era Bombay, el centro financiero de India. En cambio, durante la parada, el personal técnico detectó un problema en el motor izquierdo y todos los pasajeros tuvieron que desembarcar.

Tras este incidente, otros dos vuelos de Air India fueron suspendidos debido a que la autoridad de aviación civil del gigante del sur de Asia ordenó controles urgentes previos al vuelo en los sistemas de combustible, motores y otros componentes en los Boeing 787.

Todo esto pone el foco sobre la seguridad de la compañía aérea, la cual está bajo un estrecho escrutinio público después de un accidente de avión la semana pasada que dejó más de 270 muertos, incluyendo a 241 pasajeros y tripulantes que iban a bordo de la aeronave, más los estudiantes de la facultad contra la que se estrelló el aparato y trabajadores del barrio residencial donde ocurrió el desastre.

La Oficina de Investigación de Accidentes Aéreos de India, que dirige la investigación con la ayuda de equipos procedentes de Estados Unidos y Reino Unido, aún no ha brindado ninguna indicación sobre las causas del que ha sido el peor desastre aéreo en todo el mundo en más de una década. Los expertos han planteado sus dudas sobre la posición de los flaps de las alas del avión, el empuje generado por sus motores y por qué el tren de aterrizaje permaneció abajo en los segundos previos a que se estrellara.

Los investigadores encontraron el viernes una de las cajas negras y ayer recuperaron entre los escombros la grabadora de voz de la cabina (CVR), clave para descifrar todos los misterios ya que este sistema graba las conversaciones del piloto, alarmas y sonidos ambientales.

En India, hay muchas voces que están poniendo en duda las credenciales de una compañía aérea que, junto con IndiGo, es la más popular del país. Air India es propiedad de Tata, un conglomerado industrial que compró hace tres años y medio la aerolínea al Estado. El director ejecutivo es un neozelandés llamado Campbell Wilson, quien se comprometió a que la compañía indemnizaría a los familiares de las víctimas y al único pasajero superviviente, el empresario británico Vishwash Kumar Ramesh.

Los reporteros del Financial Times en India contaban esta semana que cuando Tata compró la aerolínea en un acuerdo por alrededor de 2.000 millones de euros, Wilson se encontró con una empresa en números rojos, con algunos aviones estacionados en tierra y siendo objeto de saqueos en busca de repuestos, y con unos sistemas informáticos anticuados.

La nueva administración invirtió 2.000 millones de dólares en nuevos sistemas, contrató a más de 9.000 nuevos empleados y realizó un pedido de 470 nuevos aviones Boeing y Airbus en un intento de convertir a Air India en una aerolínea de clase mundial. Las finanzas de la empresa mejoraron, pero también ha habido varias multas de los reguladores indios por infracciones de seguridad.

El 787 Dreamliner siniestrado, de fabricación estadounidense, es uno de los aviones de pasajeros más modernos en servicio, una aeronave de fuselaje ancho y bimotor. El del pasado jueves fue el primer accidente de este modelo (con 13 años de antigüedad), a diferencia del 737 Max, que ha dado muchos quebraderos de cabeza a Boeing con dos accidentes poco después de ser puesto en servicio.

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